El proceso de evaluación ayuda a regular el proceso de aprendizaje, comprenderlo, retroalimentarlo y mejorarlo; para ello se emplea la heteroevaluación, coevaluación y autoevaluación, así como los tipos de evaluación diagnóstica, formativa y sumativa. La evaluación permite valorar el nivel de desarrollo de las actividades de aprendizaje en términos de conocimientos, habilidades y actitudes a través de niveles de desempeño que tienen como base indicadores para el logro de competencias.

La evaluación centrada en competencias permite valorar el proceso y producto del aprendizaje del estudiante. Los productos que genera el estudiante al finalizar cada asignatura son valorados utilizando rúbricas, como instrumentos de evaluación, las cuales son conocidas con anticipación tanto por el estudiante como por el docente y homologan los criterios cualitativos y cuantitativos permitiendo la objetividad en el proceso de evaluación.

La Maestría define un esquema de evaluación que combina técnicas e instrumentos que permiten evaluar el desempeño del estudiante. De acuerdo con la normatividad aplicable de la UnADM, la escala de calificaciones comprende del 0 (cero) al 100 (cien) siendo 80 (ochenta) la calificación mínima aprobatoria.